El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, recomendó, en reciente conferencia, seguir cinco pasos para contrarrestar la vulnerabilidad de los procesos progresistas. Esto en la clausura del ciclo en conmemoración de los cien años del nacimiento de José Luis Massera, desarrollada en el Paraninfo de la Universidad de la República Oriental de Uruguay.
La autoridad boliviana explicó que existen «estrategias de contrainsurgencias definidas por gobiernos, empresas y bolsas de valor» que ponen en marcha ciertas vulnerabilidades gestadas internamente con acciones agresivas desde el exterior y señaló que América Latina tiene problemas, dentro del desarrollo de los procesos progresistas, porque ha generado internamente condiciones de vulnerabilidad, «por decisiones propias y esta es gatillada por los mercados externos, pero deben reforzarse para volverse invulnerables mediante reflexiones profundas y sinceras», aseveró.
García Linera señaló que el primer paso «es reconocer y analizar en qué decisiones nos equivocamos», como gobernantes, esto es muy importante para avanzar sin repetir errores.
También, dijo que es necesario luchar, a toda costa, para mantener la unidad del bloque social que fue el constructor del proceso de democratización continental, «esta alianza de sectores indígena-campesinos o de campesinos con sectores obreros, con profesionales, estudiantes, esta alianza que se logró después de mucho tiempo de oscurantismo dictatorial y neoliberal» hay que defenderla, señaló.
Agregó, que la alianza es una construcción virtuosa de hegemonía y de un bloque social de poder que difiere en cada proceso revolucionario y que es necesario «resaltar lo que nos une», agregó.
«En Bolivia, el MAS es una coalición flexible de movimientos sociales y Evo es líder articulador, el reto es cómo mantener esas coaliciones. Y la historia de los gobiernos progresistas y revolucionarios se va a definir al interior de ellos mismo, no por fuera, porque eso sería el retroceso que es el regreso y restauración neoconservadora de un neoliberalismo tardío mucho más feroz, autoritario y destructivo, del que se vivió en los años 80 y 90», complementó.
García Linera indicó que la tercera recomendación es la capacidad de gestión económica, «la gente nos va a seguir apoyando o nos va a rechazar por cómo orientemos la economía» y depende de la realidad de cada país.
Como cuarta recomendación, el vicepresidente boliviano dijo que cada decisión que se tome debe estar orientada a beneficiar al núcleo duro, «a aquel que no nos va a abandonar nunca, a los más pobres, a los más humildes, a los más maltratados», acotó.
«Si tenemos que distribuir los costos, no los hagamos recaer sobre los más humildes, sino sobre los que tienen más para mantener el apoyo de los que tienen menos. Nunca se debe perder la base de apoyo de tu núcleo duro porque, al fin y al cabo, de ahí venimos y cuando pase todo esto, ahí vamos a volver», agregó.
Y como última recomendación, García Linera señaló el constante proceso que deben desarrollar los revolucionarios de repolitización y reideologización de la sociedad, «esta es la tarea más difícil», porque cada vez que se requiere de mayor cantidad de personal en el aparato estatal, asumen los integrantes de los sectores sociales y estos se despolitizan.
«Al despolitizar esos sectores, convertir al activista en funcionario público y dejar abandonado a la comunidad o al sindicato, hemos dejado un espacio para que las fuerzas conservadoras vuelvan a apoderarse de esos sectores», complementó.
Por ello, enfatizó en que «toda medida económica que favorece a lo popular debe estar acompañada de un proceso de narrativa política, de politización, de un sentido de lo político: lo comunitario, lo social, lo socialista y lo comunista, mediante cursos de formación política, seminarios, charlas y demás», concluyó.
García Linera