Observar y analizar el proceso de conformación de los Claps, ha sido una de las tareas que me tracé en estas últimas semanas. Interesante y curioso ha sido la cantidad de improperios y epítetos que ha recibido el llamado presidencial.
La oposición nacional e internacional los ha atacado sin clemencia y desaforadamente; un sector del llamado chavismo crítico ha acompañado la embestida opositora. Parecieses que la iniciativa ha causado aguda piquiña a las élites políticas que adversan o desertaron del gobierno. Quizás, su aversión a la propuesta presidencial sea, por el interés que ha mostrado la sociedad venezolana, en ser, parte de la solución de los problemas que la agobia.
Ahora bien, no existe una conceptualización y metodología consolidada sobre los Claps, propio además, de los procesos sociales y políticos en desarrollo, sin embargo, las líneas gruesas de esta creación política organizativa están claramente definidas. En lo coyuntural: abortar el golpe de Estado, derrotar la guerra económica, combatir sin piedad el bachaqueo, el contrabando, la especulación y garantizar la distribución de alimentos subsidiados por el gobierno, casa a casa. En lo estratégico: incentivar la producción agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola, en áreas urbanas, periurbanas y grandes extensiones e ir transformando la cultura petrolera, en agroalimentaria. Único camino para logra la verdadera soberanía de nuestra nación.
El gobierno hizo un llamado Pueblo, al Gran Polo Patriótico (GPP), con énfasis en el PSUV, para que impulsara esta tarea, vale decir, conformar, estructurar y orientar los Claps, así como, activar e incentivar el sector alimentario, labor que de concretarse, aportaría una sólida estabilidad al sistema político venezolano y una independencia significativa en las tomas de decisiones políticas. La razón es sencilla, la emergencia exige garantizar la ingesta alimentaria del pueblo, perturbada seriamente por: la baja petrolera, dependencia a la importación, desafecto al campo, indolencia e incapacidad de quienes estuvieron al frente de activar y estimular la producción de alimentos en el país durante estos los 20 años.
El PSUV, tiene una nueva tarea que abordar, no solo debe defender el proceso político revolucionario, sino también, incentivar la siembra, el cultivo y el amor por la Pachamama, para evitar que el discurso del gobierno en relación a la soberanía alimentaria, sea un simple eslogan.
El partido de gobierno ha tomado algunas iniciativas que apuntan hacia esa dirección, creando la Vicepresidencia Sectorial de Activación Productiva y los Claps. Queda esperar si será esta una creación más de las muchas que han anunciados e iniciados, sin mayor resultado. Si fuese este el caso, se estaría perdiendo una iniciativa espléndida, para avanzar, progresar y crecer en nuestra amada Patria.
Huerfano, Jiuvant Geovat. Politólogo, Especialista en Sistema y Procesos Electorales / jghuerfano@yahoo.com / @jghuerfano.
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